Había denunciado las amenazas que había recibido. Su pareja llegó hasta su apartamento y le disparó.
De la familia de Yudy Paola Acero Zuluaga, asesinada vilmente, solo ha podido hablar de lo que pasó su tía, Rumilce Acero. El resto de sus seres queridos, sobre todo su madre, Flor Acero, no han tenido la fuerza para reponerse del ataque que acabó con la vida de la joven.(Lea también:Secretaria de la mujer: ‘Hay que romper con la tolerancia a la violencia’)
“Todo fue tan triste, tan triste, que alguien tiene que hablar de la forma cómo dejaron sola a mi sobrina”.
Ella tenía solo 23 años y, a pesar de ser una joven tranquila, trabajadora y estudiosa, su familia acepta que el único error que cometió fue haberse enamorado de Kevin Hurtado, un joven que la envolvió con sus halagos, pero que con el tiempo se fue convirtiendo en su verdugo. Seis años duró su relación, de los cuales dos vivieron juntos.Inicialmente, la mamá de Yudy les abrió las puertas de su casa para que convivieran, pero no pasó mucho tiempo antes de que la familia se comenzara a dar cuenta de los problemas de la pareja de la joven. No solo era un consumidor de droga, sino que financiaba su adicción cometiendo robos y atracos en las calles. “Cuando ella se dio cuenta de esa situación comenzó a recriminarle y ahí se iniciaron las peleas. A pesar de eso, y tenemos que aceptarlo, ella estaba en un principio enamorada de él. Esas cosas absurdas pasan”.(Además:Ya van cuatro mujeres abusadas por un conductor de Picap en Bogotá)
Las constantes peleas hicieron que Yudy decidiera independizarse durante dos años, tiempo durante el cual vivió una completa pesadilla a merced de los malos tratos de Kevin y, además, en medio de esa situación, embarazada y luego con una bebé a la que le dedicó todo su tiempo.
Su autoestima se venía al piso, pues Kevin estaba cada vez más sumergido en las drogas y en actos delincuenciales y, como si fuera poco, le solía ser infiel. “Además, nunca le dio estabilidad económica a mi sobrina. Día a día conocíamos más qué clase de persona era. Incluso quería meter droga delante de la niña”.
La joven estudió un técnico para trabajar en un call center, un semestre de Psicología, pero todo proyecto que comenzaba terminaba por suspenderlo porque su pareja la buscaba y le hacía escándalos.Día a día crecían las amenazas y Yudy tuvo que decidirse a denunciar en Comisarías de Familia, en la Fiscalía y en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) lo que le estaba pasando, pues, además, estaban sufriendo necesidades con su hija. “Mi sobrina llegó a tener diez solicitudes de medidas de protección, siempre por el mismo tema: maltrato. Hizo dos o tres denuncias en la Fiscalía”.En muchas ocasiones, Rumilce tenía que ir a donde estaba la pareja con una patrulla de la Policía para que la dejara tranquila. “Ella me decía: tía me están atacando, y a mí me tocaba ir a auxiliarla porque le rompía los vidrios, siempre con la excusa de ver a la niña, pero lo que buscaba era hostigarla”.(Puede interesarle:Cayó ‘Camilo’, el estafador que negociaba con casas de remate en Facebook)
Yudy solía pasar mucho tiempo con su tía que tenía una peluquería. Le gustaba ir a cepillarse o a pintarse las uñas. Era un espacio tranquilo en donde se alejaba de sus problemas, pero hasta allá también llegó Kevin a atacarla. “Recuerdo mucho la última vez. Le destrozó el rostro, la nariz. Le puso los ojos negros. Se entró a mi local a amenazarla con un puñal”. Ese día, como pudo, Rumilce lo sacó y llamó a la Policía.
Una vez la joven tuvo que dormir en el piso del baño, junto con su pequeña hija, después de que Kevin tumbó el portón de la peluquería de Rumilce. Ese día, dice la familia, todos temieron que iba a ser su muerte porque ya les había dicho a varias personas que estaba consiguiendo un revólver para matarla.
Este riesgo inminente hizo que la joven viajara a la Virginia (Caldas) a donde su abuela. Necesitaba escapar, sentirse tranquila de tantas amenazas, pero, contra todo pronóstico, Kevin viajó hasta ese destino en 1 de enero de 2023 y, con la misma intensidad, la cogió a golpes y al mismo tiempo le pedía que le diera otra oportunidad. “La niña también lo denunció en Pereira”.
Yudy decidió regresar a Bogotá y enfrentar a su atacante, dijo que no podía seguir huyendo, que tenía que recuperar su vida. Ocho días antes de la tragedia fue hasta el Icbf para que le ayudaran con una cuota alimentaria, pero la cita se la dieron hasta mayo.
El asesinato
Ese 14 de febrero de 2023, una vecina de Kevin notó que su comportamiento estaba más violento que de costumbre y decidió avisarle a Rumilce para que le advirtiera a Yudy. “Me dijo que había tomado, que estaba drogado y pues yo, ahí mismo, le avisé a mi hermana y le escribí a mi sobrina y ella me respondió que, con razón, no paraba de llamarla”. Eso fue entre las 8 y las 9 de la mañana. Luego pasaron las horas y no supieron más del tema hasta que Kevin llamó a la mamá de la joven a decirle que si le pasaba a la niña con el único propósito de descartar que estuviera acompañada. “Ella le dijo que estaba trabajando y ahí supo que podía ir a buscarla”, recordó Rumilce.(También:Por quinta vez una niña es golpeada en su colegio en Bogotá)
Hasta una casa en Suba, dividida en varios apartamentos, llegó Kevin, a eso de las 5:30 de la tarde. Se aprovechó de que un residente estaba en la puesta con una moto para entrar a la fuerza y llegar hasta donde estaba la joven. “Ella solo le dijo: ¿Usted qué hace aquí? Y luego solo recibió los disparos en su rostro.
La niña de dos años la vio caer con fuerza sobre el piso y como iba cerrando los ojos hasta que se esfumó la más mínima señal de vida de su rostro. Luego, solo empezó a llorar de forma desesperada. Kevin, mientras tanto, salió a la calle, avanzó unas tres cuadras y se quitó la vida con la misma arma homicida.
La familia de Yudy dice que tardaron en ayudar a la joven y que,aunque las heridas eran en su cabeza, quizás algo se pudo haber hecho. Poco a poco llegó la madre, el cuñado, el hermano, la tía. La escena era dantesca, el dolor indescriptible. Su cuerpo yacía en el piso con su cabello sobre su rostro. En la casa ya había patrullas de la Policía, una de las cuales tenía a la niña, asustada, diciendo que su mamá se había caído. “Hubo gente inhumana que no hizo nada para detener a Kevin”, dice la familia.
Todos están sufriendo. La niña está confundida y tratan de mantenerla distraída para alejarla de la realidad, la cruda realidad con la que crecerá. La crisis económica los presiona. Al día siguiente del asesinato madre e hija se iban a trastear a otro apartamento, querían comenzar una nueva vida, pero nada de eso ocurrió.
Esta tragedia se pudo haber evitado, no solo por las múltiples denuncias que Yudy puso ante diferentes autoridades, sino porque Kevin Hurtado estaba en casa por cárcel por el delito de hurto. “¿Por qué no lo metieron a la cárcel la primera vez que llamamos a las autoridades y ellos se percataron de esa situación? Una vez se lo llevaron al Inpec y lo volvieron a soltar. Él siempre se nos burlaba, y nos decía que le había dado $ 200.000 a las autoridades y que ahí estaba libre. Nos decían que teníamos que tener de testigo a toda la ciudad para que lo metieran a la cárcel”.Yudy no pudo cumplir su meta de estudiar y sacar adelante a su hija, de alejarse para siempre del hombre que creía que ella era de su propiedad. “No hay muerto malo, pero la niña era una joven sana. Amaba a su bebé, la mantenía bien alimentada, limpia, bonita, pero se metió con un tipo peligroso”. (Siga leyendo:Se inicia la tercera fase de Mujeres que Reverdecen en Bogotá)
En la escena del crimen sucedió algo muy extraño y es que desapareció es celular de la víctima y la carpeta con los papeles de todas las denuncias que había hecho la joven ante las autoridades, gritos de auxilio, que de haber sido escuchados, hubieran cambiado esta historia.
Los llamados no escuchados
Nadie se explica por qué, ante los constantes llamados a la Policía y su respectiva atención a los ataques, Kevin Hurtado nunca fue apresado por las gravísimas acciones de violencia contra su pareja. La familia de la víctima quiere saber por qué el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) no realizaba una vigilancia constante para verificar que Kevin Diaz estuviera respetando la medida de casa por cárcel. ¿Por qué en Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) le dio una cita a la víctima solo hasta mayo de 2023, teniendo en cuenta el riesgo que corría y las necesidades alimentarias de su hija? (Le recomendamos: Esto es lo que debe hacer si se accidenta en una bicicleta compartida)
Según la Fiscalía General, el caso entró a juicio el 14 de septiembre del 2022 y la víctima manifestó ante el juez no querer declarar en contra del procesado porque habían vuelto a convivir. Después la Fiscalía 380 cita a la víctima y no fue a entrevista. Para el 5 de febrero 2023 entra nuevamente la denuncia ante la URI y se activó ruta. Se indica una medida de protección y el caso llega la unidad de Violencia, se llama a la víctima para ofrecer casa hogar y es cuando suceden los hechos.
¿Dónde denunciar en Suba?
*Especial Nos Queremos Vivas
CAROL MALAVER – SUBEDITORA BOGOTÁ.