El colesterol, contrario a lo que podría pensarse, es una sustancia determinante para el buen funcionamiento del organismo. Este tipo de grasa se genera en el hígado, aunque también se obtiene a través de algunos alimentos, explica la Fundación Española del Corazón.
Cumple funciones especiales. Por ejemplo, interviene en la formación de ácidos biliares, vitales para la digestión de las grasas, y a partir del colesterol se forman ciertas hormonas, como las sexuales y las tiroideas. Si sus niveles en la sangre son normales, no existe riesgo para la salud, pero si se elevan, la posibilidad de padecer un infarto de miocardio u otro tipo de problemas de corazón aumenta.
Si las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el sobrante se deposita en la pared de la arteria y contribuye a su progresivo estrechamiento, dificultando la normal circulación de la sangre.
Cuando el colesterol se eleva está muy relacionado con el sobrepeso y por ello los hábitos saludables de vida son la mejor forma de hacerle frente a estos padecimientos y la alimentación, además de la práctica regular de ejercicio físico son la fórmula infalible. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos recomienda, por ejemplo, limitar tanto la grasa total como las grasas saturadas y trans y, en cambio, incluir en la dieta aquellas más saludables como las carnes magras, nueces y aceites insaturados como los de canola, oliva y cártamo.
También es importante limitar los alimentos que contienen colesterol, sustancia que se encuentra especialmente en productos de origen animal como el hígado y otras vísceras, yemas de huevo, camarones y productos lácteos de leche entera.
En la alimentación diaria no deben faltar las frutas y verduras. Una dieta rica en estos alimentos aumenta las sustancias importantes que reducen el colesterol en la sangre y ayudan a cuidar que la persona aumente de peso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que al día las personas ingieran al menos 400 gramos de estos productos.
La importancia de las vitaminas
Los alimentos ricos en vitaminas son clave para controlar los niveles de colesterol. Una de las que contribuye en este propósito es la B3 o niacina. Información del instituto de investigación Mayo Clinic indica que este nutriente puede aumentar el nivel de lipoproteínas de alta densidad o colesterol “bueno” y disminuir el nivel de triglicéridos.
Este tipo de colesterol ayuda a eliminar el colesterol de lipoproteínas de baja densidad o colesterol “malo”, del torrente sanguíneo. “Sin embargo, la niacina no es la mejor opción para todas las personas. Aquellos que toman niacina junto con medicamentos comunes para el colesterol no notan un beneficio adicional significativo. Además, la niacina puede causar efectos secundarios molestos y, en ocasiones, peligrosos”, precisa la mencionada institución.
La niacina es usada por el cuerpo para convertir los alimentos en energía y también ayuda a mantener saludables el sistema nervioso, el digestivo y la piel. Por este motivo, suele ser parte de un multivitamínico diario, aunque la mayoría de las personas obtienen suficiente niacina de los alimentos que ingieren. Por ejemplo, se obtiene de leche, huevos, arroz, pescado, legumbres y aves.
Cuando se usa como tratamiento para mejorar los niveles de colesterol o corregir una insuficiencia de vitaminas, la niacina se puede adquirir en dosis más altas con receta médica. También está disponible como suplemento de venta libre y en este caso lo mejor es hablar con el médico antes de consumirla.
Lo anterior debido a que esta vitamina en exceso puede causar enrojecimiento intenso de la piel combinado con mareos, latidos cardíacos acelerados, picazón, náuseas, vómitos y diarrea, gota, daño hepático o diabetes.
Ayuda a quemar grasa
Además de ayudar a controlar los niveles de colesterol, la niacina también tendría efectos para quemar grasa. Así se desprende de una investigación realizada por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red, en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (España), el cual sugiere que la nicotinamida, una forma de vitamina B3, actúa como quemagrasas y protege de la obesidad.
El estudio, publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research, concluyó que cuando se administra nicotinamida aumenta el gasto energético de las personas, por lo que es una forma de luchar contra el sobrepeso y evitar la obesidad.