El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien en todos sus discursos se muestra como alguien “independiente” no es más que un político tradicional, adornado con videos y fotos en redes sociales, frases sin sentido, cortinas de humo y toda una estrategia de comunicaciones que hoy está quedando sin fuerza ante los graves escándalos de corrupción y los malos resultados de su gestión.
Durante estos tres años, Quintero le ha mostrado al país que su gobierno se ha forjado de la mano de los políticos más cuestionados de Antioquía y el Eje Cafetero. Por ejemplo, la Secretaría de Ambiente de Medellín se la entregó a personas cercanas al senador conservador Carlos Andrés Trujillo; el Instituto de Deportes y Recreación de Medellín (Inder), la Subsecretaría de Espacio Público y cargos de gran relevancia en materia de movilidad a aliados políticos del hoy embajador en Nicaragua León Fredy Muñoz; el hermano del corrupto ex senador liberal Mario Castaño dirige la Ruta N; el peligroso clan Suárez Mira ha manejado a su antojo Buen Comienzo y el grupo de Julián Bedoya ha obtenido grandes cargos y contratos en varias entidades.
El clientelismo y los pactos con la rapiña política de Medellín evidencian que el título de “independiente” que tanto repite Quintero es una completa mentira, al igual que los supuestos resultados de su Alcaldía. Según el más reciente informe de Medellín Cómo Vamos, el 26,3% de los hogares en la ciudad consumen menos de tres comidas al día, teniendo uno de los porcentajes más altos comparado con las principales ciudades del país.
En los últimos años, Medellín obtuvo los peores resultados en las pruebas SABER 11 y menos de la mitad de los jóvenes que termina el colegio pasan a una universidad. Comparado con la administración de Federico Gutiérrez, ha caído en nueve puntos porcentuales la tasa de tránsito inmediato. La extorsión y el hurto rompieron cifras históricas el año pasado y lastimosamente es la ciudad donde la pobreza ha disminuido en menor proporción comparada con las principales ciudades.
Al clientelismo y los malos resultados, se le acaba de sumar el grave escándalo de corrupción de Buen Comienzo, en el cual, según la Fiscalía, se habría montado todo un entramado de corrupción para disponer de más de 23.000 mil millones de pesos destinados a la alimentación de los niños menores de cinco años. Lo anterior tiene hoy a Alexandra Agudelo, ex Secretaria de Educación de Quintero, con medida de aseguramiento. Un hecho indignante que el Alcalde de forma temeraria y calculadora ha intentado tapar con el insulso concierto de RBD en Medellín.
Cuando el país requiere que el Alcalde responda por los errores y cuestionamientos a su administración, este anuncia una nueva fecha del concierto. Cada vez que algún escándalo estalla en la opinión pública, ofrece circo a cambio de gestión. Esa es la forma en como la administración “alternativa” se burla de la ciudad y de los colombianos.
Medellín hoy se encuentra en una crisis de gobernabilidad. La Alcaldía está volcada a impulsar las candidaturas de Juan Carlos Upegui, Albert Corredor y Luis Pérez. Cada acto y recurso ejecutado desde la administración tiene por objetivo perpetuar el modelo de ineficiencia y corrupción que durante este periodo han montado Quintero y sus socios políticos.
En las próximas elecciones, Medellín, la ciudad que ha sido referente de industria y desarrollo a nivel nacional, tiene la oportunidad de elegir un gobierno alejado de las vanidades, el clientelismo y que la devuelva a la senda de progreso que abandonó hace cuatro años cuando permitió que, la división de sectores coincidentes, eligieran un personaje como Daniel Quintero. Ojalá no se vuelva a equivocar.