Las preguntas que deja un globo espía

Hace casi 22 años tanto China como Estados Unidos prometieron manejar de mejor forma las crisis.

Pueden pasar meses antes de que las agencias de inteligencia estadounidenses puedan comparar el audaz vuelo de un globo de vigilancia chino de un lado a otro de Estados Unidos con otras violaciones a la seguridad nacional.

Estuvo el robo de los diseños del avión de combate furtivo F-35 hace unos 15 años. El principal equipo de hackeo de China también robó los archivos de permiso de seguridad de 22 millones de estadounidenses en el 2015.

Pero por simple descaro, el globo está en otra categoría. Se convirtió en tema de fascinación pública cuando flotó sobre silos nucleares en Montana y tuvo su fin cuando un misil Sidewinder lo derribó frente a la costa de Carolina del Sur.

El incidente dice mucho sobre la poca comunicación entre Washington y Beijing, casi 22 años después de que la colisión de un avión espía estadounidense y un caza chino frente a la costa de la isla de Hainan llevó a ambas partes a prometer que mejorarían su manejo de crisis.

Horas antes de que el globo viera su fin, el Departamento de Defensa de EU dijo que había otro sobre Sudamérica. Y señaló una larga historia de globos chinos volando sobre Estados Unidos.

Por supuesto, no hay nada nuevo en que las superpotencias se espíen entre sí, incluso desde globos. El Presidente Dwight D. Eisenhower de Estados Unidos autorizó la vigilancia de la Unión Soviética colocando cámaras en globos en la década de 1950.

Con la llegada de los satélites espías, los globos parecieron volverse obsoletos.

Ahora están regresando, porque los globos equipados con sensores de alta tecnología flotan sobre un sitio durante mucho más tiempo y pueden captar transmisiones de radio, celulares y otras que no se pueden detectar desde el espacio. Es por ello que el avistamiento de Montana fue crítico; la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y el Comando Estratégico de Estados Unidos, que supervisa el arsenal nuclear estadounidense, han estado rehaciendo las comunicaciones con los sitios de armas nucleares.

El incidente se produjo al tiempo que demócratas y republicanos compiten para demostrar quién puede ser más fuerte con China. El nuevo presidente del comité de inteligencia de la Cámara, el diputado Michael R. Turner, se hizo eco de los muchos republicanos que argumentaron que el globo debía ser derribado antes.

Es sólo una pequeña parte de las acciones de espionaje cada vez más agresivas de los competidores de las superpotencias. Sólo se ha intensificado a medida que el control de la producción de semiconductores, la inteligencia artificial, las telecomunicaciones 5G, la computación cuántica y las ciencias biológicas se ha convertido en la fuente de nuevas carreras armamentistas.

Sin embargo, fue la obviedad del globo lo que hizo que muchos en Washington se preguntaran si la comunidad de inteligencia y el liderazgo civil en Beijing se están comunicando entre sí.

“Cualquiera que sea el valor de lo que los chinos podrían haber obtenido, lo que fue diferente aquí fue la visibilidad. Simplemente se siente diferente cuando es una intrusión física en el País”, dijo el General Michael Rogers, ex director de la Agencia de Seguridad Nacional. Y una vez que se detectó, China “lo manejó mal”, dijo.

El globo voló sobre EU pocos días antes de que Antony J. Blinken, el Secretario de Estado, realizara la primera visita de un alto diplomático estadounidense a Beijing en muchos años. Las autoridades chinas sostuvieron que se trataba de un globo meteorológico que ingresó al espacio aéreo estadounidense por accidente.

Blinken canceló su viaje, una reprimenda pública en un momento en que el líder chino, Xi Jinping, parece estar intentando estabilizar la relación con Washington.

El hecho de que los funcionarios chinos, al darse cuenta de que el globo había sido detectado, no llamaron para encontrar una forma de lidiar con ello fue revelador.

Se suponía que ese tipo de problema quedaría resuelto tras la colisión del 2001. Durante días después de ese incidente, el Presidente George W. Bush no pudo comunicarse con los líderes chinos por teléfono. Posteriormente, se establecieron líneas directas y se hicieron promesas sobre mejores comunicaciones. Claramente, esas fallaron.

“Te hace preguntarte quién estaba hablando con quién en China”, dijo Amy B. Zegart, miembro titular de la Institución Hoover y autora de “Espías, Mentiras y Algoritmos”, un estudio de nuevas tecnologías de vigilancia. “Este es claramente el mayor error no forzado que han cometido los chinos en mucho tiempo”.

Por: David E. Sanger

Author: editor

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