¿Llegó demasiado pronto la idea de SUV como para la producción en serie?
Siempre hay un pionero o un inventor para un segmento concreto, pero no siempre el más exitoso es el primero. De hecho, el Volkswagen Golf o el Renault Espace, iconos en sus respectivos segmentos, no fueron pioneros. Aunque muchas veces las marcas tienen ideas similares al mismo tiempo, no todas se atreven con la producción en serie.
Es el caso de Nissan, por ejemplo, quien mostró un SUV de diseño similar al del Toyota RAV4 siete años antes del lanzamiento de este, pero que finalmente nunca llegó a producción. El prototipo se presentó en el Salón del Automóvil de Tokio de 1987 y se llamaba Nissan Judo.
El comunicado de prensa de la época afirmaba lo siguiente: “El Judo es un 4×4 urbano desarrollado como una extensión de la idea de vehículos recreativos de Nissan. Su concepto combina un alto nivel de prestaciones para conducción en ciudad y carretera, con capacidades todoterreno y un habitáculo confortable.”
De dimensiones compactas, con poco más de 4 metros de largo y un tamaño similar al del Volkswagen Golf de la época, era una especie de todoterreno con techo tipo Targa y neumáticos Bridgestone de tacos. Uno de los rasgos más característicos del Judo era la rueda de repuesto que montaba en la zaga.
Precisamente una de las cosas más llamativas del coche era el sistema de soporte para dicha rueda de repuesto, ya que la misma quedaba enrasada en la carrocería, pero se podía ‘bajar’ para facilitar su manipulación mediante un dispositivo especial (ver fotos).
Como la posición de la rueda impedía el uso de un portón trasero convencional, Nissan recurrió a un truco y fabricó dos tapas laterales superiores de apertura tipo ‘alas de gaviota’, casi como los capós de los coches antiguos de preguerra. La solución era original, pero no muy práctica, ya que no cabían muchas cosas en las pequeños y estrechos maleteros laterales.
Lo más destacado del Judo, sin embargo, era un inusual techo que podía empujarse hacia atrás y transformaba el crossover en un espectacular Targa. Gracias a un puntal de refuerzo adicional, la denominada barra en T, la carrocería autoportante no sufría las peculiaridades de una construcción de este tipo.
El interior del Judo estaba listo para la producción. El sistema de audio Sony era lo único demasiado avanzado para esta clase de coche. Había una pletina de casetes, un cambiador de CD e incluso un ecualizador multipista. Los asientos estaban tapizados con un práctico tejido fácil de lavar y que no se calentaba demasiado al sol.
Técnicamente, el Judo no tenía nada que envidiar a los modelos actuales, con su motor de cuatro cilindros turboalimentado de 2,0 litros, que producía 210 CV a 6.800 rpm y 265 Nm a 3.600 rpm. Pero hace 30 años, no obstante, fue sin duda un producto ‘punta de lanza’.
Gracias a la tracción total y a una caja de cambios manual de cinco velocidades, el ligero crossover aceleraba hasta los 100 km/h en unos 7,0 segundos. Por cierto, la tracción a las cuatro ruedas del prototipo se siguió desarrollando y se bautizó como ATTESA. El mismo sistema que se utilizó posteriormente en el Skyline GT-R.
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Si bien el Judo estaba casi listo para producción, quizá a falta de rediseñar la trasera con una solución diferente para la rueda de repuesto y de equipar un mecanismo para el techo, Nissan no se atrevió a lanzar nunca el modelo, por miedo a que un coche tan revolucionario no tuviera éxito a nivel de ventas. Es cierto que podría haberse anticipado al éxito del posterior RAV4, pero también podría haber tenido tan poco éxito como el Suzuki Vitara X-90.