El revolucionario

El Presidente desmontará el modelo eléctrico, improvisando como administrador de servicios públicos.

Sublevado, amotinado, insurrecto y rebelde. Así ha sido siempre Gustavo Petro y así lo está siendo últimamente: anunció la toma de las comisiones reguladoras de energía y agua, quiere bajar a sombrerazos las tarifas de ambas, regresar a un Estado administrador de los servicios públicos domiciliarios, deshacer el actual modelo de salud, barajar el esquema pensional, desmontar las reformas laborales, cambiar los destinos de Ecopetrol, acabar con la firma de contratos petroleros y gasíferos.

Eterno rebelde que no puede evitar ir contra lo ya construido, que prefiere romperse antes que ceder ante el orden establecido. Subvirtió el esquema de recolección de basuras cuando era alcalde de Bogotá y desató un caos que ocasionó millonarios gastos y un enorme impacto ambiental. Ahora su obsesión es eliminar todas las grandes reformas energéticas, laborales, pensionales y de salud de los últimos 30 años a nivel nacional.

Reformas que, lejos de ser perfectas, permitieron corregir errores del pasado y salir de caos estrafalarios, como el apagón que vivió el país hace 30 años por falta de inversión en el sector eléctrico cuando era pésimamente administrado por el Estado colombiano.

Desastre que se evidenció con Corelca (la Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica) y con el Icel (el Instituto Colombiano de Energía Eléctrica que administraba las electrificadoras departamentales). Dos instituciones que fueron politizadas hasta el cogote, cuyos servicios eran en extremo deficientes, repletos de cortes, apagones, fallas, conexiones intermitentes, y que nunca realizaron las inversiones necesarias para soportar una demanda que se hincha para siempre.

Monstruos que podrían revivir si el Estado vuelve a ser administrador de los servicios públicos, en particular, del servicio de luz que llega a 17 millones de hogares. Pesadilla que aflora con el anuncio de controlar la Comisión Reguladora de Energía y Gas (Creg), creada para regular el sector y fomentar la competencia; rescatista del monumental apagón de los años noventa que nos dejó dependiendo de velas, parafinas, fogatas, carbón y leña.

Descalabro que nos enseñó que la energía más cara es la que no se tiene, pero moraleja que parece haber olvidado el Presidente de repente. Petro quiere asumir las funciones de la Creg, diseñada con independencia del gobierno para garantizar imparcialidad y objetividad en las decisiones del sector eléctrico, conformada por cinco comisionados expertos más tres ministros (Minas, Hacienda y DNP) para que muchas cabezas pensarán mejor que una única voluntad férrea; para que sobresaliera dentro del Estado por su independencia técnica en materia regulatoria energética.

Comisión hoy en la mira del Gobierno, con el argumento de que la luz ha subido mucho de precio, con incrementos de hasta 40 por ciento en la costa atlántica colombiana. Incrementos que no son capricho de unos cuantos ricos, sino producto de un sinnúmero de factores intrínsecos: rezago de los subsidios pandémicos, alzas en el costo de vida, pérdidas y robos de energía.

Y lo más contradictorio de todo: alzas que son producto también de la reforma tributaria de Gustavo Petro, que les puso sobretasa a las centrales hidroeléctricas y que aumentó el impuesto de renta para las centrales de generación térmica. ¿Mataron el tigre y se asustaron con el cuero?

¿Van a corregir los errores que ellos mismos cometieron? ¿Van a desmontar todo el modelo eléctrico para atajar las tarifas? ¿No existe otra solución distinta a desbaratar todo el sistema? ¿Cómo se va a garantizar el abastecimiento en el futuro? ¿Quién va a asumir las nuevas inversiones? ¿El Estado tiene recursos para garantizar la expansión futura?

¿Y cómo piensan hacerlo? ¿Con anuncios alegres, improvisando, sin reglas claras y estables, sin estudios confiables, con seudoinformes como el del superintendente de Servicios para regular las tarifas de luz y agua?

Aunque levanten aplausos hoy, están cavando la tumba de mañana.

PAOLA OCHOA

En Twitter: @PaolaOchoaAmaya

(Lea todas las columnas de Paola Ochoa en EL TIEMPO aquí)

Author: editor

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